Aquí vive el diablo – Clark Carrados

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Primero encontraron una especie de antecámara, completamente vacía, con los postigos de las ventanas echados. Después de romper las otras dos puertas, vieron que ambas daban a una misma pieza, una vasta estancia, cuyo único mobiliario consistía en un sillón y un gran atril, encima del que había un enorme libraco, cuyas páginas estaban escritas en un idioma desconocido para todos. También divisaron unos extraños dibujos en el suelo, trazados con pintura roja y negra, y un candelabro de bronce, de la altura de un hombre, en el que todavía quedaban rastros de una vela de color verde y del grosor de un brazo humano.

Pero del doctor Kalsthom no había el menor rastro.

El extraño personaje había desaparecido como si jamás hubiera existido. Uno de los vecinos acertó a resumir el pensamiento general:

—Se lo llevó el diablo, que usó el pozo, porque es la boca del infierno. Después, la casa se cerró y empezaron a pasar los años.


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