Cinnabar – Edward Bryant

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Cinnabar era un flujo de torres de cristal y paredes metálicas encaramado a la cima de acantilados rojos que se derrumban hasta una estrecha cinta de playa y después el océano. El desierto. La faja verde. La ciudad. El mar. Parecía haber poco más en el mundo. Se rumoreaba que el ferrocarril elevado corría hasta un sitio llamado Els.

Pero nadie estaba del todo seguro; nadie recordaba haber viajado alguna vez tan lejos. Un día pudo verse un hombre sobre el camino a Cinnabar. Marchaba desde el desierto hacia la ciudad, silbando melodías marciales mientras caminaba. Todos los tiempos y todas las posibilidades convergen en Cinnabar.

Para experimentar su magia uno debe: buscar su entrada, a la vez lejana y cercana… recorrer incontables parsecs y milenios… cruzar al otro lado del espejo… seguir el sendero de ladrillos amarillos… girar a la izquierda en la estrella del norte y seguir adelante hasta el alba… O usar este libro como mapa.

He aquí los compañeros de viaje: Tourmaline Hayes, la sex star de la Red; Obregón, el científico absolutamente no especializado; Leah Sand, la melancólica animadora de televisión; Jade Azul, la madregata creada por la computadora; Puma Lou Landis, una heroína; Sidhe, el tiburón que viajó 350 millones de años; Harry Vincent Blake, el estudiante del siglo XX que cayó por la conejera; y Términex, la última, intermitentemente sana, computadora. ¡Una expedición a la Ciudad de las alternativas infinitas!

Sobre el Autor:

Edward Bryant es uno de los escritores de ciencia-ficción más prometedores del momento, especialmente en el campo del cuento. Se inscribe netamente dentro de la que ha sido denominada «generación del 70», surgida en los Estados Unidos —la del 60 había surgido en Inglaterra alrededor de la revista New Worlds— en los talleres literarios de ciencia-ficción de los colleges.

Entre todos ellos, se destaca sin duda el de Clarion, bajo la dirección de Robin Scott Wilson. Allí Bryant —escritor en ciernes— conoce a Harlan Ellison, encuentro decisivo que termina por impulsarlo al campo de la ciencia-ficción. Ellison lo acompaña y presenta a diferentes medios editoriales; logra así publicar un relato en la revista Adam: «They Come Only in Dreams» (1970), pudiendo desde entonces ganarse la vida como escritor.

Sus primeros cuentos fueron agrupados en 1973 en Among the Dead and Others Events Leading up to the Apocalypse, libro que es recibido con entusiasmo por la crítica especializada, especialmente por Theodore Sturgeon. Su estilo recordaba la prosa seca y austera de Hemingway, pero en una vertiente que lo aproximaba más al surrealismo que a lo costumbrista.

Su dominio del oficio hace parecer «fácil» a sus relatos, disimulando sutilezas que luego sorprenden con finales inesperados. Uno de sus mejores relatos es un ejemplo perfecto de su estilo: «Shark» (1973).

En él nos describe las complejidades amorosas de una joven que decide trasplantar su cerebro al de un tiburón. Allí se nota otra de sus características: su impulso hacia lo repulsivo, a veces hacia lo desagradable, que de alguna manera lo emparentan con el Ballard y el Delany de los últimos tiempos.

El ambiente de sus relatos suele ser una California distorsionada por el prisma del absurdo del humor cruel, donde une el mito a la realidad en una forma impecable.


Un Comentario

Buen libro

BooksChristian dijo:01 Nov. 2022
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