El aventurero – Mika Waltari

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El aventurero.

Mikael Karvajalka (Miguel Bast en esta traducción) vive una azarosa aventura que, desde su Finlandia natal, le llevará a conocer los grandes acontecimientos políticos, económicos y religiosos que se desarrollaron en Europa durante la primera mitad del siglo XVI. El auge del erasmismo y el luteranismo, el enfrentamiento entre Carlos V y Francisco I, la expansión de la imprenta o el saqueo de Roma son sólo algunos de los acontecimientos en los que se verá implicado el protagonista de una novela en la que queda reflejada en toda su complejidad y riqueza la sociedad europea del XVI.

Sobre el Autor.

Mika Waltari. Nació en Helsinki en 1908. Es el escritor finlandés más conocido internacionalmente, sobre todo por su novelas históricas escritas durante la segunda postguerra, que se han convertido en verdaderos éxitos de ventas y han sido traducidas a casi todos los idiomas del mundo. Sus novelas y relatos de los años veinte y treinta son también contribuciones igualmente significativas, que enriquecen la prosa finlandesa con un nuevo género que se centra en la actualidad de los contenidos y del lenguaje y busca interpretar la atmósfera y el ambiente urbano del momento.
Su primera novela, La gran ilusión, de 1928, es un elegante documento sobre la juventud urbana de los «años del jazz», que recoge con sensibilidad el clima de entusiasmo y vitalidad de esa generación. También en la novela con forma de crónica de viaje El tren del hombre solitario, de 1929, Waltari interpreta agudamente el clima europeo en el momento en que el sentimiento de libertad y de desenfrenada alegría de vivir de los años veinte está a punto de retroceder ante la austeridad del emergente nacionalismo de varios países europeos.

Miembro activo del «Tulenkantajat», el autor desarrolló un estilo narrativo nuevo, de acuerdo con los ideales de renovación de este grupo literario. Su prosa, clara y ágil, se basa en el lenguaje estándar culto y urbano, carente de expresiones dialectales. El «esprit» que caracteriza su estilo se debe a su actitud discretament irónica pero humanamente comprensiva.

La mejor realización de estas cualidades se encuentra en relatos como Los gigantes están muertos (1930), Fine van Brooklyn (1938) y Nunca un mañana, de 1943. El pesimismo intrínseco de Waltari acaba siendo dominante después de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial.


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