El incongruente – Ramón Gómez de la Serna

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A Gómez de la Serna, pontífice del vanguardismo español, se le debe un arte de novelar subversivo en el que el argumento pierde su importancia para cederla al tema, alrededor del cual se teje un texto atomizado y plagado de chispeantes greguerías. Entre las novelas ramonianas, fragmentarias e ingeniosas, El incongruente es la primera que plantea con claridad y humor el tema de la inconsistencia y sinsentido de la vida, que será el de las futuras y sombrías «novelas de la nebulosa»: El novelista(1925), ¡Rebeca! (1936) y El hombre perdido (1948). Aquí, Gustavo se ve infectado por «el mal del siglo, la incongruencia», desde su nacimiento en una función de ópera hasta que, tras una serie de descabelladas peripecias, muchas eróticas, se casa y con ello pone fin al caos y el desvarío. La imagen descompuesta e ilógica de la realidad parece emparentada tanto con el universo opresivo de Kafka como con la vindicación surrealista del subconsciente, el sueño y el azar, si bien Ramón se anticipa algunos años a estas manifestaciones. De hecho, la novela refleja un extendido sentimiento de inseguridad e incertidumbre, de disolución de las doctrinas y concepciones del mundo que habían estado vigentes hasta los albores del siglo XX. A la experimentación formal con técnicas como el collage o el desmenuzamiento del discurso en breves unidades textuales, se añade la causticidad en la crítica de las convenciones, la exaltación del juego y el deseo y un empleo incisivo y grave del humorismo.

En palabras de Cortázar: «Bien hace Ramón, al prologar este libro, en recordarnos que es “un primer grito de evasión en la literatura novelesca al uso”. Esta indefinible novela, donde capítulos cerrados y abiertos a la vez como caracoles participan del cuento, el poema y la biografía, admite ser leída en cualquier punto de su transcurso, no termina jamás y está empezando a cada página, saltando de un mundo a otro mundo, de un tiempo a otro tiempo, mientras el liviano y algo triste Gustavo —dolido de incongruencia mágica— confunde cuadros con espejos (y sospecha espejos en los cuadros), descubre playas llenas de pisapapeles y mujeres enamoradas, y vive una vida de involuntario poeta para quien la poesía irrumpe en las cosas antes que en los versos».


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