En el corazón del vasto océano yace Atlántica, una isla artificial que se erige como un monumento a la ingeniería y la ambición desmedida. Esta prodigiosa creación no solo desafía las fronteras geográficas, sino que se convierte en el epicentro de la prosperidad, al fungir como el vertedero de residuos para todo el planeta. Regida por la Corporación La Libertad, la isla se presenta como un paraíso de utopía, una utopía que se construye en las bases del consumismo y la mercadotecnia, relegando la política a un segundo plano.
Esta megaestructura, en apariencia rica y envidiada, se convierte en el epicentro de una narrativa distópica donde la realidad está velada por el marketing y la apariencia. La Corporación La Libertad administra Atlántica como si fuera un hipermercado, con cinco millones de habitantes como clientes ávidos de las promesas de un estilo de vida idílico. Sin embargo, bajo la fachada de la opulencia, un hedor inconfundible se filtra a través de las grietas de esta sociedad aparentemente perfecta.
Harvey Kidd, el narrador de esta historia, emerge como un producto defectuoso en medio de la perfección artificial. Huérfano, creador de su propia familia ficticia, estafador compulsivo y un don nadie por elección, Harvey se convierte en el chivo expiatorio de los males que aquejan a Atlántica. La narrativa se sumerge en la odisea de este antihéroe, encarcelado en un barco-prisión, donde sus horas transcurren entre la confección de figuras de papel maché, masticando sus propias reflexiones y cuestionándose el porqué de su desafortunado destino.
La sociedad meticulosamente construida en Atlántica, donde la aromaterapia intensiva es utilizada para enmascarar los problemas subyacentes, se desvela como un edificio frágil que amenaza con derrumbarse. Harvey Kidd, con su singular perspectiva y su actitud desafiante hacia las normas impuestas, se convierte en el catalizador de una revelación más profunda sobre la verdadera naturaleza de la isla y las sombras que acechan detrás de su fachada brillante. En este entorno surrealista y distópico, la lucha por la verdad y la identidad personal se entrelazan, ofreciendo una visión cruda y provocadora de los excesos del consumismo desenfrenado y la manipulación corporativa.
