Pardaillan y Fausta – Miguel Zévaco

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Pardaillan y Fausta.

Los Pardaillan – 5

1590. En Roma, Fausta, después de dar a luz al hijo de Pardaillan, goza de la gracia del Papa Sixto V, que se está preparando para intervenir con el rey español Felipe II en el conflicto contra el rey Enrique IV de Francia. Fausta está encargada de una misión a Felipe II: entregarle un documento secreto por el cual el rey Enrique III de Francia reconoció oficialmente a Felipe II como el legítimo sucesor al trono de Francia.

En Francia, el caballero de Pardaillan es investido por Enrique IV —absorto por el sitio de París— en una doble misión: para frustrar las maniobras de Fausta y obtener de Felipe II reconocimiento de la legitimidad de Enrique de Navarra como Rey de Francia. Pardaillan y Fausta chocan en Sevilla. Pardaillan es ayudado en su lucha por Cervantes, que lo reconoce como el verdadero Don Quijote. ¿Escapará de la trampa tendida por el Gran Inquisidor Don Espinoza y Fausta?

Sobre el Autor.

Miguel Zévaco (1860 – 1918). Nació en Ajaccio (Córcega) el 1 de febrero de 1860, y murió en Eaubonne (Val-d’Oise, Francia) el 8 de agosto de 1918, a los 58 años.

Después de una breve experiencia como profesor, a los 20 años, ingresó en el ejército, donde permaneció cuatro años (Teniente de dragones en 1886). Fue en esta fecha que se trasladó a París.

Atraído por las letras y la política Miguel Zévaco se convirtió en columnista y sub-editor en «Le Égalité», que dirigía entonces el revolucionario socialista Jules Roques.

Activista político, se postuló (sin éxito) en las elecciones legislativas de 1889 para la Liga Socialista Roques. En esa época, conoció a Louise Michel, Aristide Bruant, Séverine y otros socialistas notables.

En una época en que no existía la libertad de expresión; debido a lo intenso de sus discursos y la virulencia de sus palabras en medio de los atentados anarquistas de la época, Zévaco fue etiquetado de anarquista y en varias ocasiones encerrado en prisión: ya sea por hablar en contra de personajes públicos, o por defender sus convicciones y la libre expresión, o por elogiar a socialistas declarados. Como un ejemplo: el 06 de octubre 1892, fue condenado por el Tribunal de lo Penal del Sena por haber dicho en una reunión pública en París:

«A los ciudadanos nos están matando de hambre… Robar, matar, dinamitar; todos los medios son válidos para deshacerse de esta infame opresión».

En 1900, Miguel Zévaco abandonó el periodismo político para dedicarse a escribir novelas por entregas. Comenzó esta nueva carrera con la novela: Borgia, publicada en el diario: Le Petite République de Jean Jaurès, logrando un éxito sin precedentes. El enorme éxito de esta narración explica por qué el autor continuó escribiendo novelas históricas.


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