Author: Corín Tellado

Una llamada a la puerta – Corín Tellado

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—Nelly —gritó Rita—, si no me ayudas tú, estoy perdida. —Lo siento, señorita Rita. Y salió. La joven lanzó una furiosa mirada sobre la puerta cerrada y juntó las manos, ademán en ella habitual cuando algo la contrariaba. Todos se volvían contra ella. Todos, incluso Nelly, y eso solo porque ella amaba a un hombre. Un hombre que tenía la importante edad de veinte años y aún no había empezado su carrera de médico....

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Un solo hombre – Corín Tellado

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El caballero sonrió enternecido. —Ted es así. Ya lo verás. Parece un tarzán. Siempre lleva medio pecho al descubierto, los pelos enmarañados, las manos callosas y en sus ojos color avellana hay un mundo de oculta ternura. —Mucho le quieres. —Sí. Era un gran muchacho y no creo que haya cambiado. Pese a su exterior rudo, resulta un hombre sensible, lleno de virtudes. Pero hay que ahondar para verlas, para palparlas. Nunca lo juzgues...

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Un doble para Patricia – Corín Tellado

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—Enamorarse así de un extranjero es impropio de una muchacha como tú. —Pero, tía Sara, si Juan no es extranjero. Ha nacido aquí y se marchó a Texas a los diez años. —Y ahora tiene treinta —gruñó Sara Palacios, sacudiendo sus enormes manazas—. Lo cual quiere decir que es un tejano de mala catadura. Patricia se impacientó. —Tía Sara, Juan es un muchacho excelente, ha venido a España en viaje de placer y al...

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Odio en la aldea – Corín Tellado

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Bárbara Grant, hija del muy ilustre lord Karhfl, regresaba a su casa en aquel departamento del tren. Fumaba un cigarrillo y miraba por la ventanilla, pretendiendo apartar sus ojos de la llamada imperiosa de aquellos otros ojos. El dueño de estos ojos era fuerte, ancho de hombros, de breve cintura. Sin duda era un hombre elegante, acomodado, ganadero del país quizá, a juzgar por sus ropas de grueso paño y sus botas algo manchadas...

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La venganza de Marige – Corín Tellado

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—¿No me contestas, Miguel? ¿De veras no tienes novia? Era el crepúsculo. Entre la hacienda de los Samaniego y la casa solariega de los Vega, solo había un paso, como un paréntesis, en el cual tenía ahora lugar la conversación. Había un pequeño prado al extremo de la carretera y allí enclavada una gran piedra. En esta se hallaba sentada Marige, vestida con una falda de lana oscura, una chaqueta de punto, un pañuelo...

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La profesora – Corín Tellado

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Se enteró, por un amigo conservero, que en Madrid había una profesora muy buena, joven, de noble familia venida a menos, viuda y con dos hijos gemelos que, según decían, era estupenda para enseñar a las muchachas como Elvirita. Además, el informador añadió que dicha profesora conocía todas las artes sociales y que una profesora así vestía en una casa y proporcionaba aire elegante a las niñas. Don Pedro se lo refirió a su...

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La mujer de hielo – Corín Tellado

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—¿Quieres de verdad una limonada? —Claro, mujer. —Es raro que tú, tan amigo del licor pidas una limonada. —No hagas objeciones, Rita —rio, flemático—, y dame lo que te pido, si es que quieres darme algo —miró a un lado y a otro y añadió interrogante—: ¿Dónde están tus hijos? ¿Y la… Venus de hielo? —¡Andrés! —Es una guapa mujer —sonrió burlón—. Lástima que sea un trozo de hielo. —Andrés. Le tienes manía a...

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La inquieta Ana – Corín Tellado

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Ana Alcántara, chiquilla procedente de una familia adinerada de Cádiz, consigue todo lo que quiere de sus padres con su vitalidad, su alegría y su belleza, siendo terrible en los estudios y en el trato con aquellas personas fuera de su círculo. Gerardo Bilbao, incipiente dentista afincado cerca de la vivienda de Ana, sufre los desplantes de la joven durante la colisión de sus vehículos, jurando una venganza próxima en la primera ocasión que...

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La historia de una mujer – Corín Tellado

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—La mujer debe formar un hogar, dar hijos para el cielo y hacer feliz al hombre que sea su compañero. —Estoy de acuerdo, mamá. Pero no pretenderás que ponga un anuncio en el periódico, ni que me case con uno de los candidatos a mi mano sólo porque sea de mi clase —recalcó —. Tengo un alto concepto del amor y me casaré enamorada o no me casaré. —Esas son tonterías, —adujo la dama,...

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